
Hoy cuando venía para la oficina la vi, sentada en un banco de la plaza San Martín su espalda semi descubierta y un tatuaje del tamaño de una palma de la mano que no pude dejar de notar.

Era un inconfundible corazón con esos firuletes que les gustan a los fileteadores de cuerpos. Una cinta lo abrazaba, y el espacio donde suele haber un nombre estaba ostentosamente vacío.
Me imaginé que la chica (debía rondar los 25 años) debe de haber tenido más de un amor, algunos sufridos, otros vividos con intensidad, pero ahi sentada, oteando el horizonte y con su tatuaje a la vista de todo el mundo, parecía esperar con infinita paciencia a aquel que se atreviera a tomarla y decirle que , finalmente, había llegado la hora de rellenar con su nombre ese lugar que hoy seguía vacío, en el medio del corazón.
3 comentarios:
l-i-n-d-s-i-m-o
me crees si te digo que era yo??? jeje
nopi, seguro te hubiese reconocido :-D
nunca habia escuchado ferry lag para referirse a mareo de tierra??? auch pilsen que rico
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