viernes, junio 16, 2006

Julio 2004


Me tomé un rato en el almuerzo para ir hasta una plaza cercana, ROMA es el nombre y hay un tal Giusseppe en marmol, pero no pude enterarme de sus logros por que ya las placas de bronce no estaban más.
Solitariamente ocupé una banca gris con un libro en la mano.
Pues bien, estaba ahi, lo más bien, mirando el cielo gris y notando que la ciudad es gris y hace juego con un día encapotado de invierno como el de hoy. Los ruidos están cerca, pero lejos, no llega uno a desentenderse pero casi que parece estar en otro lado.
En el libro que tenía frente a mi el autor decía cuanto disfruta el leer en la terraza de un café mirando la gente y que en eso una pareja de jovenes se besa apasionadamente. De repente me sentí parte del libro, por momentos el lector, por momentos el joven que besa, y yo también leía un libro y miraba la gente de alrededor de vez en cuando, era como algo recursivo.
Cerré el libro y me fui alejando pensando en escribir esta sensación, compartirla, un Audi A4 me pasó cerca cuando cruzaba la avenida, me percaté que nadie es virgen en la ciudad, nadie es inocente ni puede serlo.
En el ascensor, gris también, decía "lo filmamos por su seguridad", y yo para mis adentros pensé, gracias, pero no se molesten.