martes, octubre 21, 2008

martes, octubre 07, 2008

Cartas (sin marcar)

La tinta dejó de fluir de la fina lapicera fuente que le regalara su Tía Elvira cuando cumplió su quince, hace ya 13 años atras. La carta quedó de dos carillas y era un poco mas extensa de lo que había supuesto al principio. Mientras se secaba las lagrimas, que caprichosamente se empeñaban a salir de sus ojos claros, Matilda tenía la mente en blanco, como si el dolor de muñeca de tanto escribir, apretando bien los dedos hubiese anestesiado el dolor.
Hacía ya mas de dos años que no veía a Ernesto, y sin embargo le había escrito unas 126 cartas... 127 con la que acababa de terminar.
Todas tenían en común el exquisito papel carta que atesoraba en el cajoncito del secreter, y todas concluían con la misma firma, un conmovedor "eternamente tuya".
Había algo que también era invariable, su destino trágico... mientras el fuego de la ornalla mas chica de la cocina lamía la rugosa misiva hasta dejar solo un manojo de cenizas.